domingo, 27 de diciembre de 2015

Q de querer


Saber lo que queremos está muy sobreestimado. Terminás el colegio y con 18 años tenés que saber qué querés ser "cuando seas grande". Tenés 24 años, estás terminando la Universidad como podés y tenés que saber de qué querés trabajar de entre todas esas posibilidades que te brinda tu carrera. Tenés 27 o 28 y como mujer tenés que saber si querés o no formar una familia, porque en un abrir y cerrar de ojos ya estarás en la "edad ideal" para hacerlo. Y así cada año que cumplís la misma historia, siempre la pregunta, cada año que pasa el apremio de un nuevo mandato aunque nadie te lo diga. Siempre tenés que saber qué querés porque sino, ¿cómo saber hacia dónde estás yendo y si estás haciendo lo necesario para llegar ahí?

Hoy vengo a decir que la verdad no sé. No sé qué es lo que quiero, mucho menos sé si eso que quiero es lo que esperan de mí.

No sé de qué quiero trabajar, no sé si la carrera que elegí va a ser la que me alimente todos los días, no sé si quiero casarme o a tener hijos. Sinceramente no lo sé. 

Sólo sé que quiero viajar mucho. Irme cada tanto con la mochila sobre los hombros y el corazón contento para poder volver a donde están los afectos. Que quiero escribir, que quiero hacer sentir a otros con mis palabras lo que otros me hacen sentir a mí cuando los leo: que alguien siente como yo, que no estoy sola. Quiero bailar, volar, seguir aprendiendo, conocer cosas nuevas. Explorarlo todo, dejarme llevar por la curiosidad, descubrir que a lo mejor hay algo que es para mí y que nunca se me había ocurrido. No planear tanto y en cambio vivir más, sin mapas, para que el destino me lleve a donde me tenga que llevar.

Quiero conocer gente y ser la mejor amiga de mis amigas. Aprender de todos los maestros que tengo alrededor, escuchar, decirle a la gente que la quiero, no necesitar más razones que querer para hacer las cosas. Quiero regalos sin fechas y juntadas sin motivos, ganas de hacer cosas juntos, abrazos porque sí, porque podemos.

Quiero pasar más tienpo al aire libre y menos tiempo entre cuatro paredes y frente a una pantalla. Deshacerme de a poco del celular hasta que lo que más valga vuelva a ser vernos cara a cara y escuchar nuestras voces. Recordarme todos los días que la vida es eso que pasa afuera mientras uno está mandando mensajes por whatsapp.

Quiero no saber y que esté bien. Permitirme la incertidumbre y disfrutarla.

Quiero que llegado el momento, me anime aún no estando lista. Y que esa sea la mejor decisión.


Entre Austria e Italia hay una parte de los Alpes llamada Semmering. Es una zona muy alta, terriblemente empinada. Ahí construyeron una vía férrea para conectar Viena y Venecia mucho antes de que existiera el tren que pudiera hacer ese recorrido. Las construyeron porque sabían que algún día el tren llegaría."
- de la película "Bajo el sol de Toscana"


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