Cada tanto sale el sol. Brilla, caliente, y te hace cosquillas.
Pareciera que al fin todo va a estar bien.
Pero después el cielo se cubre de nuevo y descargue implacable el agua que siempre estuvo ahí, a la espera.
Hay días en que se me hace que el modo habitual del tiempo es llover
y el sol es apenas una tregua.
(Y pienso: qué temor el día en que en lugar ojos apretados ante tanta lluvia, yo me haga temporal)
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