miércoles, 30 de septiembre de 2015

H de hormigueo




Esa sensación de hormigueo


que te da la vida


cuando estás decidida a enfrentar un 



nuevo proyecto.




Y que no haya miedo ni inseguridad que valga
y que cada tarea te de algo así como una emoción

-enorme-

porque cuando las ganas son muchas
todo puede pasar.



♪ ♫ 
I got the eye of the tiger, a fighter, dancing through the fire
'Cause I am a champion and you're gonna hear me roar 
...
I wanna see you brave 
♪ ♫

domingo, 27 de septiembre de 2015

G de girar




Mafalda dijo una vez "Paren el mundo que me quiero bajar". Y yo, que pienso que esa pequeña niña es una síntesis de la sabiduría del Universo, en eso nunca coincidí con ella.

Y no siempre es fácil. Y no siempre es divertido. Y no siempre sé cómo manejar(me) o cómo dejar de darme la cabeza contra la pared. Cómo romper(me) los muros y liberarme de las cosas que me hacen mal, llenarme de las que me hacen bien.

Pero no importan la música ni las circunstancias, el carrousel sigue girando y no estoy sola y el paisaje es tan hermoso aunque a veces duela tanto. Y vos estás y nos tenemos y estiramos la mano para tratar de alcanzar la sortija para ganarnos una vuelta más. Y la rozamos con los dedos y algunas veces nos frustramos y otras nos reímos por tontas e infantiles y tarareamos la música balanceando la cabeza al ritmo pero con el cuerpo atento para intentarlo la próxima vez, y a veces el calesitero nos hace trampa y se aleja y no hay forma de alcanzarle pero siempre queda un giro más para probar. Y de abajo algunos nos saludan y el viento de primavera nos despeina los rulos y por momentos no es fácil y no es divertido pero es tan simple cuando simplemente nos dejamos girar. 

Y que la última imprevisible vuelta nos agarre riendo. 




miércoles, 23 de septiembre de 2015

F de frontera


Del diccionario de la Real Academia Española:
Frontera.
1. adj. Puesto y colocado enfrente.
4. f. Confín de un Estado.
5. f. Límite.


Te propongo que juguemos a saltar fronteras. Vos me das la mano y yo te doy un beso y jugamos a ver quién dice primero las cosas que nunca nos animamos a decir. Te propongo que te anotes a ese proyecto, anotarme a esa clase, pararnos frente a la línea imaginaria que dibuja el abismo y mirar adelante y saltar. Animarnos a hacer lo que tememos y deseamos con las mismas ansias, apostar a eso que nos dicen que no se puede hacer.
Te propongo que crucemos esa línea detrás de la que nos mantenemos todas las veces por miedo y también, por qué negarlo, por seguridad. Que nos hagamos con el pasaporte de la vida y saquemos pasaje con destino a todo el mundo sin fecha de regreso.
Calzarnos las zapatillas del alma y salir a caminar, que el cuerpo deje de ser el límite y la cabeza deje de echarnos atrás. Que nuestra geografía mental desdibuje las fronteras y coincida por fin con la del corazón. 
Alejarnos lo suficiente para anhelar regresar. Y que el regreso sea hacia adentro.
Y encontrarnos.









lunes, 21 de septiembre de 2015

E de espejo


"Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte."
- Bolero, Julio Cortázar 

Bailar nos acostumbra a vernos en el espejo. Parados delante de un vidrio que nos refleja, somos lo que vemos en ese salón invertido que nos devuelve el reflejo. Nos vemos con ropas ceñidas al cuerpo, sin maquillaje ni joyas ni alhajas, el pelo recogido y los ojos abiertos, y no queda más que aceptar que así, eso que vemos, somos. Y no hay complejo que valga porque el cuerpo está ahí y el espejo te obliga a mirarte, a ver a otros y, también, a exponerte a las miradas. 

Pero a veces hay más...

Mirarme en el cristal y verme repetida y superpuesta, mis existencias una sobre y dentro y encima y fuera y al costado y arriba de la otra. Y ni siquiera estar hablando de vidas pasadas o de vidas posibles sino de ver, en el espejo, la mamushka que soy. Mirarme y reconocer a la niña de las muñecas y los cuentos, a la niña risueña, a la niña mimada, a la niña que no sabe qué hacer cuando la molestan, a la niña ignorada, a la niña hermana, a la adolescente tímida, a la adolescente insegura, a la adolescente dolida, a la adolescente sola, a la adolescente indiferente, a la adolescente libre, a la adolescente cuentista, a la adolescente huérfana, a la joven inquieta, a la joven entusiasmada, a la joven caprichosa, a la joven solitaria, a la joven amiga, a la joven perdida, a la joven feliz, a la joven que busca, a esta persona cada día un poquito menos aferrada y más segura que soy. Y somos todas la misma, como capas de una misma tierra ancestral y me veo (nos veo) y me reconozco y me duelo y me quiero y la imagen me devuelve una sonrisa partida en mil fragmentos.

Acepto el caos que fui, que soy y que posiblemente siempre seré  y le doy la mano a la persona que desde el reflejo me extiende la suya. 

No fue fácil ni va a serlo pero vamos a estar bien.



jueves, 17 de septiembre de 2015

D de domingo



Soy de ese pequeño porcentaje de la humanidad que disfruta de los domingos y que los asocia con cosas lindas.

Los domingos son recorrer en colectivo la ciudad que se despereza para volver de la casa de tu mejor amiga, donde dormiste después de ver películas, comer chocolates y hablar pavadas hasta entrada la madrugada.

O son tomarte el cole a las 10 de la mañana para llegar a la casa de tus abuelos y almorzar con ellos a las 11, porque para esa hora les gana el hambre del madrugador. Hablar de pueblos nunca visitados, de gente olvidada, de plantas, de la novela de la noche, de planes para futuro siempre por concretar.

Son la caminata hasta la panadería y cruzarte con los vecinos que andan sin apuro, leer el diario mientras alguien ceba mates y alguna radio suena bajito. El asado del mediodía con la familia reunida sin excusas, una vez cada tanto, para celebrar que nos tenemos y compartir.

Son el parque abarrotado de charlas y perros, una feria, turistas, la lona de colores tendida al sol y las zapatillas a un lado, olvidadas junto con las preocupaciones de todos los días. O son caminar la peatonal casi desierta tomados de la mano, transitar las calles dormidas en dirección contraria a todos, hacia la ciudad que duerme.

Son hacer el plan de salir a pasear e ir lejos, a donde no vamos habitualmente, para dejar el barullo atrás y ver el río y los sauces más de cerquita.

Son juegos de cartas, películas viejas, mates en el patio, mates en el balcón, mates en el pasto, mates en el auto que da vueltas por la ciudad mientras en el estéreo suenan Chayanne o Pantoja o Pimpinela. Son tardes de TEG y el partido de fútbol que nadie miraba hasta que llegó el cuñado que sí.   

Cuando todo eso falla, los domingos son siestas, letras y libros (o apuntes) y calma, sobre todo eso. 

Algo así como volver. 

lunes, 14 de septiembre de 2015

C de caer




Los niños aprenden a caminar tropezando y cayendo. Ven algo, lo quieren; ven a alguien, quieren llegar hasta él. Entonces se levantan sobre sus piernitas chuecas e inestables, se agarran de lo que encuentran cerca -la pata de la mesa o el borde del mantel, da lo mismo- y como pueden dan unos pasos tambaleantes hasta que la gravedad y la falta de fuerza y la poca práctica hacen lo suyo y los devuelven al suelo.Aterrizan con las manitos regordetas o con el pañal, nunca con las rodillas, nunca con la cabeza, nunca mal, y cuando recobran el sentido de la ubicación y el equilibrio lo intentan de nuevo. No se frustran, no se cansan, no se enojan, no tienen miedoSimplemente lo hacen porque intentarlo y caer y volver a intentarlo es lo más natural del mundo.
Es la única manera de aprender.   

Mientras nos transformamos en adultos perdemos muchas cosas, como la capacidad de jugar o de imaginar, y en cambio ganamos otras, como responsabilidades y miedos. Miedos irracionales a cosas naturales, como por ejemplo a caer.

Y no nos animamos por miedo a caer. No nos arriesgamos por miedo a caer.
No crecemos por miedo a caer.

Cuando caer es lo que hace falta para que la próxima vez sea mejor.



"Giren, giren, con los brazos abiertos. Giren sin miedo que más lejos del piso no van a ir".


sábado, 12 de septiembre de 2015

B de bailar



Del diccionario de la Real Academia Española:
Bailar.
1. intr. Ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y pies.
4. intr. Retozar de gozo.


Una vez mi profesora más querida me preguntó , ¿por qué bailás?
Y yo no respondí, porque ella no estaba esperando que contestara y porque yo no encontraba las palabras. 
Pero sabía la respuesta. Bailo porque puedo, porque quiero y, principalmente, porque lo necesito. Bailo porque no sé no hacerlo, porque mi cuerpo reacciona al compás de la música, porque las melodías me vibran dentro y mi cuerpo me pide un balanceo, un giro, un deslizarme sobre la superficie del suelo una y otra y otra vez. Bailo porque si no bailo soy otra que no soy yo, porque no me imagino una vida en la que no pueda bailar.

Mi profesora me preguntó, también, por qué no hago con mi baile lo que hago con mis letras. "Tenés un mundo dentro de la cabeza", me dijo. Que si plasmo ese mundo en letras, por qué no lo dejo ver también cuando bailo.
.
Creo que esa vez sí esperaba que le contestara algo pero no supe qué decir.
Ahora, al fin, creo que ya empecé a comprender.

Y es que si yo escribo de adentro hacia afuera, en cambio bailo de afuera hacia adentro.
Si mis letras son un sacar hacia el exterior ese universo que me habita (que soy), en cambio cuando bailo el proceso es al revés y la música y el movimiento llegan a mis nervios y crean universos dentro mío. Quizás estoy en el colectivo escuchando música y balanceando levemente la cabeza, pero en mi interior me muevo y salto y giro y cada golpe de música es acompañado por un cuerpo invisible que hace proezas que el cuerpo de músculos y huesos no llega siquiera a intentar. 
Toda mi danza más bella está en mi alma y mi cuerpo torpe y mis miedos y mi vergüenza y mi falta de valor no dejan que esa danza interior revierta el camino y vuelva transformada, más libre y más grande, al afuera.

Escribo para todos pero bailo para mí.

Y no sé si está bien o está mal que así sea pero quizás amigarme con eso sea una manera de empezar a sanarlo. Y que entonces el gozo que retoza dentro empiece a abrir grietas por las que pueda pasar, al fin, el movimiento.

"La energía no se crea ni se destruye, se baila". 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

A de abrazo


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En algún punto dejar de ser vos y yo...

Abrazos como una fusión,  
abrazos como desaparecer del mundo para volver cuando se está lista,
abrazos cálidos, abrazos mullidos, 
abrazos que te liberan,
abrazos que te apuntalan cuando sentís que estás cayendo.
Abrazos que acarician, 
que calman, 
que susurran mudas canciones de cuna al oído.
Abrazos que liberan tus lágrimas, que las absorben y que las transforman en otra cosa más liviana hasta que al fin desaparecen.


Te propongo algo. Yo me acurruco y vos me abrazás y nos quedamos así detenidas hasta que aclare el cielo. No necesito mucho, sólo sentirte respirar contra mi cuerpo y que cada caricia suave que dibujás en mi espalda le quite un poquito de peso al mundo. Tendré los ojos cerrados y mis pestañas quizás te harán cosquillas y alguna susurrurá algo tonto y nos reiremos despacito para no interrumpir la calma que nos rodea y que nos invade de adentro hacia afuera. 

Y voy a suspirar profundo y voy a sonreír sin darme cuenta y todo va a sentirse bien y en mi cabeza voy a recitar una oración de gracias. Y cuando nos miremos a los ojos quizás veas en los míos que ese abrazo es mi lugar en el mundo.


***
Éste era mi desafío personal de septiembre: actualizar el blog día por medio. Siendo que ya estamos a 9 de mes y recién estoy comenzando, puede decirse que fallé bastante. Igual, nunca es tarde para empezar, ¿cierto? así que hoy arranco. Intentaré actualizar como dice el reto, día por medio... para motivarme, me sumo al desafío creativo que una vez hicieron en el blog Caminomundos, y que es escribir usando de guía el abecedario. Al que quiera intentarlo, también, ¡lo invito a hacerlo! El que juegue, si quiere, que deje el enlace en los comentarios y nos leemos entre todos. Y que la tinta desgaje a la cabeza y al corazón...