miércoles, 19 de agosto de 2015

Ojalá que encuentres



Ojalá que encuentres una persona que te saque mil sonrisas y que nunca te haga sentir mal,
ojalá que encuentres unos brazos a los que siempre quieras volver
y unos brazos que te busquen porque les das paz.
Ojalá que encuentres alguien a quien ames incondicionalmente,
alguien que te ame del mismo modo,
alguien que te tranquilice,
alguien que te comprenda mejor de lo que te comprendés a vos mismo,
alguien a quien entiendas todas las veces,
alguien con quien hablar pavadas hasta la madrugada,
alguien que te haga sentir niña,
alguien que te haga sonrojar.
Ojalá que encuentres una canción que te arranque suspiros,
una que te haga sonreír en días grises,
una que te calme,
una que te ayude a descargarte cuando llevás demasiadas cosas dentro.
Ojalá que encuentres una actividad que te apasione,
un hobby al que entregarte cuando necesitás que el mundo se detenga un momento,
algo que animarte a probar,
algo que hagas bien,
algo que le haga bien a otros.
Algo que te motive a seguir moviéndote,
algo en lo que superarte,
algo que compartir.
Ojalá que encuentres al menos dos o tres motivos por los que sentirte agradecida todos los días,
una o dos personas por las que sentirte afortunada,
un motivo real y concreto por el que levantarte con entusiasmo cada día nuevo.
Ojalá que encuentres a esa persona que te hace sentir acompañada cuando todo lo demás falla
y que seas ese alguien para al menos una persona en el mundo.
Ojalá que encuentres a alguien que te diga "te amo",
a alguien que te diga "te quiero" muchas veces y mal escrito y en los momentos más inesperados,
a alguien que te diga "te extraño",
a alguien que te sorprenda todas las veces,
a alguien que te diga "boba" y se rían,
a alguien a quien decirle ridiculeces,
a alguien que sepa que no hablás en serio y nunca se ofenda,
a alguien a quien admirar,
a alguien que te admire,
a alguien que te diga "sos importante para mí",
a alguien a quien decirle "gracias por ser y por existir y por estar en mi vida".
Ojalá que encuentres un vicio sano,
una canción que nunca te atreverías a confesar que te encanta,
una situación en la que seas feliz haciendo el ridículo,
una película que te entibie el alma,
una película de la que te aprendas los diálogos y los recites con los protagonistas,
un personaje del que te enamores,
un libro al que puedas volver mil veces y en mil estados de ánimos diferentes,
una poesía que te inspire,
un mantra,
una ciudad que te conquiste los poros,
un lugar que sea tu lugar en el mundo.
Y ojalá que cuando encuentres cada una de estas cosas y personas los reconozcas y te sientas feliz por tenerlos y que los disfrutes mientras están y que si cambian, los dejes cambiar y sólo guardes bellos recuerdos de los momentos que pasaron juntos.

(Y ojalá que un día entre tantas cosas te encuentres a vos mismo y te mires de frente y te abraces porque eu, no fue fácil pero al final ahí estabas, como todo lo demás).



lunes, 10 de agosto de 2015

Valiente




Alguien que quiero mucho tomó una decisión impulsiva para salir de una situación en la que ya no soportaba estar. Era algo que desde hacía mucho sentía que iba a pasar, algo que dentro suyo sabía que iba a tener que hacer, y que quizás (el tiempo lo dirá) sea irreversible. 
Yo desde mi casa y ella desde la suya, sintiéndome totalmente inútil y sabiendo lo mucho que la angustiaba lo que estaba viviendo, le mandé un audio de whatsapp porque no hay palabra escrita que se compare con escuchar una voz amiga. Le dije algunas cosas, entre ellas que era valiente y que estaba para lo que necesitara, cosa que ya sabe pero que nunca está de más.
Y su respuesta me dejó pensando.
"No soy valiente. 
Tengo tanto miedo"

Las decisiones difíciles que tomamos; las cosas que hacemos cuando nos sentimos en una situación límite; los saltos al vacío, ¿son cuestión de valentía? Ella me decía que no.

Pero yo creo que sí. Todos nos encontramos alguna vez en esa situación donde parece que nada da para más y sin embargo seguimos tirando, esperando, soportando, resignando, porque por muy pésimo que sea todo, al menos es conocido, aunque sea es seguro. Y no nos damos cuenta (o a veces sí, pero hacemos como que no) que, como una vez dijo alguien hablando completamente de otro asunto, "entre la espada y la pared, siempre se puede elegir la espada"

Y para eso hay que ser valiente. Aunque cuando actuemos nos sintamos cualquier cosa menos eso, aunque en realidad estemos muertos de miedo. Porque desprenderse de las seguridades que uno tiene, por muy ficticias o apresantes o hirientes que sean, requiere de mucho valor. Si no fuera así, todos seríamos libres y felices y estaríamos todo el tiempo exactamente en el lugar en que queremos estar. 

Dejar una carrera, empezar otra, elegir ser artista, requiere valor. Arrancar un negocio cuando no están dadas todas las condiciones (¿pero cuándo lo están?), requiere valor. Irse a vivir a otra ciudad, con ahorros (o a veces incluso sin ellos) pero sin trabajo, para intentar encontrar eso que acá nos falta. Salir a recorrer el mundo sin más plan que ese. Elegir estar con la persona que uno ama aunque muchos no entiendan y muchos otros no acepten. Separarse de esa persona con la que uno creció, construyó su vida, formó su familia y proyectó su futuro. Irse de la casa empujada por la sensación de asfixia culpa de una familia intolerante. Renunciar a un trabajo opresivo o que nos llena de frustraciones sin saber bien qué se hará a continuación. Cambiar, requiere valor.

Quisiera tener una frase linda con la que terminar este texto pero no la tengo. En realidad es sólo mi manera de decirte: "Ami linda, no importa lo que vos pienses de vos. Te juro y te recontra juro que sos valiente y mucho más fuerte de lo que pensás de vos. Y vas a estar bien, porque si todavía no lo estás, es que todavía no llegaste al final del camino. Te adoro con el alma y más (pero eso, como siempre, ya lo sabés)"


"Blackbird fly,
blackbird fly,
into the light of the dark black night"

domingo, 9 de agosto de 2015

Pixelada




“Armemos rompecabezas y tomemos mate hasta que se acabe toda el agua del mundo” me dijiste el otro día enredada en mí, cuando en lugar de hacer las cosas que tenía que hacer me quedé durmiendo la siesta con vos.

A veces todo el mundo cabe en un abrazo.

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Hace rato que renuncié a los colores lisos.
Solía ser muy estructurada y ahora no soporto los tonos monocordes, las planicies, los patrones uniformes.
Entendí que hay muchas cosas a las que no puedo resignarme y una de ellas es a una existencia gris.
A veces me llena la urgencia de descubrir qué es lo que estoy buscando, para guiar el camino y para no perder la línea de llegada cuando la cruce. Otras veces me supera la sensación de que estallo en mil direcciones diferentes, mi cabeza y mi corazón tironénadome hacia puntos que parecen incompatibles.
Las menos de las veces me digo que la búsqueda es, en realidad, el camino.
Que no haya certezas ni seguridades puede ser también una forma de vida.

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Escribo letras sueltas e incoherentes por las noches porque aunque vivo a fuerza de sol y sonrisas mi alma se lleva mejor con las estrellas y la melancolía siempre fue mejor inspiración.
En la oscuridad y el silencio escucho con más claridad los susurros que me atraviesan quedamente y me pregunto qué es lo que me quieren decir. Sospecho que ellos tienen mis respuestas.

(Tengo sobre mi mesa de luz las figurillas de un globo terráqueo y de una máquina de escribir y no entiendo cómo no comprendí antes que ellas dos solitas resumen -casi- todo lo que quiero para mí).

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Mi psicóloga dice que tengo que deshacerme del miedo a perder. Toda pérdida conlleva una ganancia, o toda ganancia conlleva una pérdida, plantea.
Cuando lo pienso creo que tiene razón.
Crecer es perder algunas libertades para ganar otras. Quedarse porque las pérdidas del avance nos asustan es una pésima decisión. Sino, al menos es un pésimo motivo para no moverse.

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Viví por años congelada en un espacio y un tiempo que no eran los míos y ahora conviven dentro de mí todas las etapas por las que nunca pasé. Soy el campo de batalla de la adolescente, la joven y la adulta que se rechazan y a la vez se niegan a dejarse ir.
Me gusta la adolescente que no fui porque es libre, inquieta, alegre. Porque canta en voz alta por la calle, porque se compra pastillitas de caramelo cuando tiene antojo, porque baila cuando quiere bailar y vuela cuando quiere volar y porque prueba, a ver qué pasa.
La joven se exaspera a veces porque todos parecen tener un camino menos ella.
La adulta siente que es momento de pasar a otras cosas y quisiera que la adolescente se detuviera un momento para poder planear y moverse hacia adelante. Lo que sea que eso signifique.
A la adolescente no le importa mucho nada pero cuando lo piensa se deprime un poco.

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Que me mires con tus ojos negros.
Verte ocupada y abrazarte por detrás y con mis manos en tu vientre dejarte besos suaves en el cuello que te hacen cosquillitas.
Perseguirte para molestarte y que te subas a la cama para pedir gancho. Que te rías de pura nerviosa y que me devuelvas las maldades a la hora de despertar, cuando quiero hacer fiaca esos diez minutos más que a vos te desesperan.
Y que todo así sea perfecto

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Abro agendas y cuadernos y caen papeles sueltos. Es gracioso pensar que soy un poco así, piezas sin razón de continuidad que quedan escondidas en rincones hasta que alguien los encuentra y se toma el trabajo de descubrir lo que yo dejé en ellas.
A veces sólo son idioteces.
Pero también de idioteces estamos hechos los hombres.

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Le escribí un mensaje a un amigo que ya no sé si llamar así para mandarle el día de su cumpleaños. En él le digo que a pesar de la distancia lo quiero mucho y que sigo guardando de él los recuerdos más bellos de lo que vivimos juntos. No creo que me entienda pero soy una convencida de que a veces las personas llegan para después marcharse y que a quien no quiere quedarse, hay que dejarlo ir. Y necesito decírselo aunque no lo comparta, para sanar.

El 9 es número de clausuras y yo no quiero dejar capítulos abiertos.

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Afuera llueve y en mi cuarto se quema un sahumerio de reina. Es el único aroma con el que inundo las cuatro paredes que me contienen. Se quema y me trae el recuerdo de seres que siempre van formar parte de mí.
Cada persona que llega se lleva algo nuestro y nos deja una partecita suya a cambio.

Somos también lo que otros han hecho de nosotros.


"This is a place where I don't feel alone
This is a place where I feel at home.

And I built a home
for you

for me"