viernes, 24 de febrero de 2017

"Más amor, por favor"



24.febrero.2017


Todos los días… algo.
Violencia, muerte, corrupción, avivadas, olvidos conscientes, desidia…
Nubarrones grises en montones de horizontes que multiplican (hasta el cansancio) desigualdades, frustraciones, impotencias y tristezas.

Pero…
Sale el sol y es viernes y mañana comienza un fin de semana largo.
Suenan carnavalitos en la radio y alguien manda saludos desde el otro lado del dial, a kilómetros de distancia, mientras el locutor cuenta historias y hace chistes que te sacan sonrisas en plena mañana laboral.
Tenés amigos que preguntan cómo estás, qué estás haciendo, que te mandan frases de Frida y te dicen que te detestan (y es mentira) cuando les mandás un poema de Cortázar leído por él en su español afrancesado que les encanta tanto.
La gente cumple años, se junta, sale, festeja, envía al Universo todos sus buenos deseos, eleva plegarias, canta, celebra el milagro de existir un día más en este mundo.
Y todavía hay personas que dicen “buen día”, “permiso” “por favor” y “gracias”, familias que crecen y se ensamblan y se vuelven diversas,
papás que leen cuentos, que tararean canciones en la cola del supermercado,
y un chico que cede el asiento cuando la señora con bolsas sube al colectivo demasiado lleno.

Todos los días… algo.
Pero crecen las especias en el balcón de la casa nueva, esa a la que por fin te animaste aunque todo, y en el alféizar de una ventana alguien dejó un libro con una nota: “Para quien quiera llevarlo”.
Hay abrazos, hay besos, risas, esperanzas y bailes descalza a las 2 de la madrugada,hay música, hay cine, niños que nacen, poemarios con dedicatorias escritas en tinta azul,
un álbum de fotos llenos de momentos felices,
un rompecabezas gigante, osos de peluches, noches de cartas y ananá fizz,
y en tu cabeza tintinea, aún, el destello fresco de ese proyecto que se encamina y que, lo sentís, va a salir bien.

Todavía hay personas que se detienen un minuto para comprar flores, helado, alquilar una película para compartir, decir te quiero, te amo, te extraño, sos linda, me hacés bien, podés hacerlo, gracias por cruzarte en la vida.
Personas que cuentan, que escuchan, que felicitan, que estrechan manos, que comparten, que sueñan, que escriben, que salen todos los días a hacer de su porcioncita de mundo, un lugar mejor. Te entran mensajes lindos y te cruzás con alguien querido
y un perro juega en la plaza a las 8 de la mañana sin ninguna otra preocupación en el mundo más que ser.


Y alguien, una vez, dejó en una pared de una ciudad confusa, una pintada así.


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