viernes, 1 de enero de 2016

T de tiza

Hace unos días volví a ver una película de mi infancia, La Princesita. La película trata sobre Sara, una niña criada en India que es internada en un colegio norteamericano mientras su padre va a combatir a la guerra. Sara sobrevive a las estrictas reglas del colegio a base de las historias que inventa y cuenta a las otras niñas que viven con ella. Pero cuando parece que su padre muere y ha quedado sola en el mundo a merced de la directora del colegio, su imaginación se apaga y la primera noche de esa nueva vida dibuja un círculo de tiza en el suelo de la desvencijada habitación a la que la han mudado y se acuesta dentro para dormir. En su historia, esa que venía contando desde el principio de la película, un dios hindú había dibujado un círculo en el suelo para su princesa y le había dicho: "Éste es un círculo mágico. Mientas permanezcas dentro de él, ningún daño podrá acercarse a tí".
Ya empezó un nuevo año. Las ganas de empezar a vivirlo me cosquillean por todo el cuerpo y el alma y lo que quiero hacer es todo lo contrario a encerrarme en un círculo de tiza para estar segura.
Lo que quiero es hacer estallar el círculo en mil pedazos. Tomar la tiza y dibujar nuevos y enreverados caminos que me lleven a donde quieran, llenar todo de flechas y de dibujos y de signos de preguntas abiertos que dejen que se cuele lo fantástico.
Antes de que acabara el 2015 le di vueltas a la lista de cosas que quiero hacer en mi vida, algo así como una bucket list, inspirada en un post de Sergio Sala. Me quedó enorme, larguísima, llena de items que van desde "aprender a tocar el piano" o "tomar clases de equitación" hasta "ver un juego de la NBA en vivo", desde "publicar un libro de cuentos" hasta "hacer un road trip por la Argentina" o "recorrer Europa en tren". Si lo pienso en frío casi todo lo que figura ahí me parece inalcanzable. Pero no hay que pensarlo en frío porque, después de todo, se trata de deseos que sean como faros para caminar. Los escribí en letras enormes en el pizarrón que hay adentro mío con tizas de colores y con las mismas tizas quiero escribirles la fecha en que los haga realidad, tacharlos, llenarlos de corazones y de monigotes con sonrisas.
Porque en tizas de colores ya escribí mi mantra: La vida es todo lo que pasa fuera del círculo mágico de seguridad. Y me está llamando.


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