No soy futbolera. No estaba mirando el partido ni lo voy a mirar ahora. Sólo se que hoy, jueves 14 de mayo de 2015, cuando Boca Junior y River Plate, los dos equipos de fútbol más grandes y populares de Argentina, disputaban un superclásico por la copa Libertadores, cuando el equipo visitante estaba por entrar a jugar el 2do tiempo, un grupo de personas roció a los jugadores con gas pimienta para lastimarlos. Que después, cuando los jugadores intentaban reponerse de lo sucedido, en la hinchada contrincante empezaron a sobrevolar las cargadas. Que hoy, pero a la madrugada, murió un jugador porque jugando el lunes se dio la cabeza contra un paredón de concreto levantado a un metro de la línea de la cancha para que, por ejemplo, la gente no tire piedras. Porque en el fútbol argentino pueden pasar cosas como esas.
Digo, entonces: yo no sigo, no miro y no me divierte el fútbol. Pero me entero de lo que sucede porque me cuentan, lo busco, lo leo, y a riesgo de ser repetitiva o irrelevante vengo a decir algo:
La violencia en el fútbol es síntoma de una sociedad violenta, que no sabe jugar, que no sabe tratar con la diferencia, que no sabe competir, que no respeta al otro y que es mala perdedora.
No hablo sólo de los barrabravas. Tampoco hablo sólo de un grupo que incluye a barrabravas y a delincuentes de todo tipo y que es la que nos indigna a todos.
Hablo de la sociedad que somos todos. El que se prende de la bocina cuando se traba el tránsito, el que se hace el tonto cuando alguien necesita el asiento en el colectivo, el que empuja en medio de una multitud, el que se hace el vivo y se cuela en una cola y si lo descubren prepotea, el que cuando se siente pequeño y mal busca una manera elegante (verbal, maliciosa) de denigrar al otro, que está haciendo las cosas bien.
La violencia en el fútbol, que es un deporte y un espectáculo y que debería ser un momento de nervios y fiesta compartida, es tremenda. Pero que existan esas "grandes violencias" no quita, de ninguna manera, que todos seamos culpables de muchas otras más pequeñas que nos hacen el país que somos.
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Éste es mi desafío personal de mayo: escribir durante treinta y un días, todos los días, por muy pequeño que sea. Entre mis letras habrá de todo, una misceláneas de temas y géneros, algunos más breves, otros más extensos, algunos cercanos a la autorreferencialidad, otros completamente inventados. Lo importante es escribir, lo que salga. De todos sólo publicaré algunos; en conjunto no tienen razón de continuidad. C'est moi... ¡sepan disculpar el caos de mi cabeza!
2 comentarios:
Eso.
Eso.
Cada vez me da más pereza escuchar el "es culpa de unos pocos violentos". Todos de alguna manera, unos muchos más, otros muchos menos, encarnamos la violencia que el mismo engranaje en el que estamos metidos nos exige.
Yo jugué toda la vida al hockey, los últimos años en la primera de un club muy importante de futbol, y siempre me pareció una locura la violencia institucionalizada, la violencia normalizada que se respira mientras "se juega".
Una vez arbitrando un partidito de nenas en La Plata, una de las jugadoras se cayó y se raspó un poco y se puso a llorar. Una jugadora del otro equipo frenó su recorrida al arco para ver si estaba bien. Mientras tanto, desde afuera de la cancha la hinchada en la que se encontraban sus padres, le recriminaban que hubiera parado. Y estamos hablando de mujeres de 8 y 9 años. Tristeza nao tem fim
Lau , yo me cansé también de esos discursos. Lo mismo que con tantas otras cosas (con la política corrupta, con el ventajismo económico y social, con el amarillismo de los medios, etc etc etc) tenemos la sociedad que construimos entre todos, seamos o no conscientes de ellos y nos hagamos cargo o no.
Que lindo gesto el de la nena (sobre el de los adultos, sin comentarios). Tendríamos mirar y que aprender un poquito más de los niños a los que dejamos ser niños y actuar como niños. Intentar un poco menos volverlos como nosotros y en cambio contagiarnos un poco más de lo que son antes de que la sociedad empiece a normalizarlos.
(No tengas tristeza. Las cosas se cambian con alegría)
Gracias por pasar muchacha. Abrazo y bello finde :)
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