Se miraron.
"Hola"
"Hola"
"Estoy rota...."
"Todos lo están..."
"No quiero que me arreglen"
"Lo veo"
"sólo que me acompañen"
"Entiendo...está bien. Puedo hacer eso"
Melina sonrió; la gata blanca ronroneaba suavemente en sus brazos. Era grande y bella y tenía los ojos cerrados, la cabeza levemente levantada disfrutando de los mimos que le estaban haciendo detrás de las orejas partidas.
-La llevo- le sonrió Melina a los chicos de la protectora en general. Uno le devolvió la sonrisa y empezó a buscar algo entre los papeles que tenían sobre una mesita.
Olivia iba a llamarla.
La gata abrió los ojos y bostezó. Ya estaba lista para ir a casa.
***
Éste es mi desafío personal de mayo: escribir durante treinta y un días, todos los días, por muy pequeño que sea. Entre mis letras habrá de todo, una misceláneas de temas y géneros, algunos más breves, otros más extensos, algunos cercanos a la autorreferencialidad, otros completamente inventados. Lo importante es escribir, lo que salga. C'est moi... ¡sepan disculpar el caos de mi cabeza!
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