martes, 16 de mayo de 2017

Obsesiones



“De vez en cuando hago una lista de mis obsesiones. Cada vez aparecen nuevas; algunas cambian, otras, gracias a Dios, pertenecen al pasado. Todos los escritores, antes o después, hablan de sus propias obsesiones. Cosas que les persiguen; cosas que no consiguen olvidar; historias que arrastran y que esperan sacar a la luz.”
Antes de leer ese párrafo de Natalie Goldberg en "El gozo de escribir", nunca me había detenido a pensar en eso. Pero fue encontrarme con sus palabras y darme cuenta de que sí: mis obsesiones me persiguen. Mientras leía esas líneas y las que seguían se me ocurrieron dos o tres sin esforzarme: el descubrimiento de la propia sexualidad, el miedo al qué dirán (el miedo propio, y el miedo de la persona a la que amamos y que nos ama). Desde mis diecinueve o veinte años mis ficciones están llenas de jóvenes lesbianas que no saben bien quiénes son, qué quieren ni si pueden tenerlo (si tienen derecho o no a amar a la persona que aman). A veces esos personajes/narradores se cruzan o se fusionan con otros que también me obsesionan: los que tienen mundos interiores que no saben cómo sacar afuera, los que no hacen amigos o los que tienen uno sólo en el que depositan la vida. La madre, los hermanos. Las abuelas.
“Nuestras obsesiones más tercas tienen un gran poder: a ellas volveremos repetidamente al escribir, construyendo a su alrededor nuevos cuentos. Así que es mejor rendirnos a ellas. Lo queramos o no es muy probable que, de todas formas, gobiernen nuestra vida. Por lo tanto, es mejor ponerlas a trabajar para nosotros.”
Y me dio risa, porque de verdad. Natalie tenía razón. 

Pensando un poco más, reconocí otras obsesiones que cada tanto aparecen mezcladas en mis letras. Mis personajes, en general, son bailarines o acróbatas. Cada tanto, sobre todo cuando hace mucho, mucho, que no me ejercito, escribo sobre el cuerpo, sobre cómo duele, sobre el placer de sentir ese dolor que es fruto del trabajo. Sobre los músculos, sobre cómo se amoldan y cómo se mueven, sobre cómo responden. Sobre lo que se siente al colgar a dos o tres metros del suelo, aferrada a una tela que te sostiene, confiada de que el cuerpo no te va a fallar y no te va a dejar caer. Sobre el miedo y sobre la adrenalina, sobre las ganas de estar ahí arriba a pesar del terror, y sobre cómo hay sensaciones que se extrañan con todas las células y a veces te anuda el estómago y te desespera. 

Ayer encontré una memoria de Facebook. Una amiga había tenido una definición brillante, que yo me había sentido obligada de reproducir en mi muro: “La utopía es una asíntota”. Como ya no recordaba la definición tuve que buscarla. Y cuando la encontré, tuve que anotarla en mi cuaderno: 

Asíntota (nombre femenino): En geometría, línea recta que, prolongada indefinidamente, se acerca progresivamente a una curva sin llegar nunca a encontrarla.

Me pareció una definición cargada de poesía.

Ayer estaba sola en casa; agarré mi cuaderno y me encontré con la definición. De un saque escribí un relato corto, de esos dolidos y melancólicos que me gustan a mí. Lo grabé y se lo pasé a una amiga. Me hizo una devolución de esas que te hacen las personas que te quieren, llenas de frases bonitas, y la remató diciendo: “PD: la gata sigue llamándose Olivia”.

Entonces me acordé de Natalie y de las obsesiones. No la había contado a ella. Es una gata blanca, inmaculada, de hocico rosado. Se llama Olivia y sólo admite ser blanca, y sólo admite ese nombre. Se cuela cada tanto en mis relatos sin que la llame; sólo aparece, con su fiaca felina, y no tengo más remedio que escribirla. Nunca actúa demasiado, sino que más bien mira y siempre sabe, y calla. Y no sé de dónde salió la primera vez ni por qué vuelve, pero cuando llega sé que pertenece justo a lo que estaba contando. Es una gata con estilo, nunca se cuela en un texto que no le quede bien. Una vez busqué su imagen en Google, desde entonces Olivia tiene rostro. 
Hay obsesiones que son bonitas así.


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Este texto salió a partir de la práctica sugerida #diariodeviaje que estamos haciendo en el taller de escritura Norte de Papel. Pueden pedir más info del taller acá: eme@maitenacaiman.com 



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